Una mujer quien era muy callada fue a un juego de fútbol de un colegio secundario. Ella había estado en silencio casi todo el partido hasta que el técnico dejó entrar a un muchacho suplente.
Cuando el delgaducho y pequeño joven tocó la pelota, y empezó a correr dejando atrás a los otros jugadores, ¡Esta pequeña señora explotó de emoción!
Ella saltó y gritó: “¡Corre, hijo, corre!” Él era su hijo.
Eso es lo que los santos en el cielo están exclamando al vernos en la cancha de la vida.
Ellos están animándonos, desde la gradería celestial, a seguir corriendo “con paciencia la carrera que tenemos por delante”.
¿Necesitas ánimo el día de hoy? ¡Imagina a los santos, una gradería del tamaño del cielo, que te motiva a seguir adelante hacia la victoria!.
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Iglesia Bautista Fundamental
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