Iglesia Bautista Fundamental. Calle Haití 138 Mariano Melgar Arequipa - Perú.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Obedecer a Dios

“Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque Tú eres el Dios de mi salvación; en Ti he esperado todo el día” (Salmos 25:4-5). Cuando obedecemos a Dios, somos una bendición para otros. No podemos obedecer a Dios sin que esa obediencia se convierta en bendiciones para los que nos rodean. Lo mismo es verdad en lo negativo. Cuando desobedecemos a Dios, quebrantamos no sólo el corazón de Dios, sino también el corazón de los que están a nuestro alrededor. Tal vez tú estás rompiendo el corazón de tu papá, de tu mamá, de tu esposa, de tu esposo o de tu mejor amigo, porque estás desobedeciendo a Dios, en vez de dejar que el gozo de Jesús se manifieste en ti. ¿Por qué obedecemos a Dios? Le obedecemos por nuestro propio bien, para alegría de los demás, pero, primordialmente, para la gloria de Dios. “Señor, con todo mi corazón, con todo lo que soy, quiero conocerte. Quiero que nuestra relación sea muy íntima y que mi fe crezca. Límpiame y renuévame para que pueda ser todo lo que Tú quieres que sea.” .

No hay comentarios.: